Capítulo 276
"Es Darío... Darío Orlando".
Se hizo un silencio sepulcral en la sala, y nadie se atrevió a abrir la boca. Solo pude mirar a Cristian mientras observaba las miradas de estupor en los rostros de Fabricio y Lucas, y la única que reaccionó fue Cesca.
—¿D-darío? —tartamudeó Fabricio. Cristian sacó una silla y le agarró la mano—. Quizás deberías sentarte, abuelo.
Fabricio le quitó la silla a Cristian mientras Lucas seguía sin poder decir palabra. «Papá», suspiró Cristian. «Por favor, di algo».
—¿Cómo? —susurró Lucas, sorprendido—. ¿Cómo es posible?
—¿Entonces quieres decirnos que nuestro enemigo es mi nieto? —preguntó Fabricio—. ¿E-estás seguro?
—Sí, claro. —Cristian asintió—. No hay razón para dudar de él, y ya no es nuestro enemigo.
—Darío y su tío, Mauricio, se escondieron tras el apellido Orlando porque, en realidad, Darío vino aquí a robar lo que es suyo. —Cristian tergiversó un poco la verdad—. El negocio familiar.
Me fascinó cómo decidió omitir la parte en la que su tío seguía vivo,

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