Capítulo 315
Cristian se sentó y puso la mano en la mejilla de Kenzo. «Sé que tienes miedo, pero lo hago por todos». Lo animó una última vez antes de que sonara el teléfono.
"¿Tío?", preguntó Kenzo. Cristian se concentró en el miedo en la voz de su primo y se sintió culpable. Aunque no se lo había dicho a nadie, también se sentía amenazado por su tío. Nunca olvidaría la expresión de su rostro al decirle a Fabricio que aún no era su hora.
—¡Maldito irrespetuoso! ¿Tu mamá no te ha enseñado modales? —respondió Berto. El tono cálido y suave que siempre lo había caracterizado había desaparecido por completo—. ¿Sabes qué tarde es?
—Lo sé, es que… —balbuceó Kenzo. Darío le pasó la mano por el pelo a su primo para calmarlo—. Encontré la llave y sé dónde está el dinero.
Se hizo el silencio unos segundos antes de que la risa de Berto llenara la sala. "¿Estás seguro?"
—Cien por ciento. —Kenzo lo convenció. Cristian notó que su primo se sentía un poco más tranquilo.
—Empezaba a dudar de tu estupidez, ¡pero veo

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