Capítulo 75
—¿Y adónde vamos exactamente? —le pregunté a Cristian después de que casi me arrastrara en el coche.
—Te mostraré por qué no puedes confiar en nadie —dijo, apretando el volante con más fuerza. Lo que fuera que estuviera pasando parecía preocuparle mucho.
Solo podía pensar en mis padres, a quienes quería conocer, y en Bob, de quien no le había hablado a Cristian, pero tenía miedo de preguntarle por ellos. Y lo último que quería era un sermón sobre mi inconfianza. Pero confiaba en Bob.
A diferencia de Vicente, había visto la mirada en sus ojos y esa no era la mirada de un mentiroso, sino la mirada de un hermano que había estado buscando a su hermana.
—Jorge, llego en unos minutos. —Escuché a Cristian hablar y me concentré en la conversación que tenía por teléfono con su hermano. ¿Desde cuándo se hicieron amigos?
—Bueno, ya estoy allí. Te espero en el coche. —Habló, pero no sonaba como el Jorge que yo conocía. El tono de su voz era diferente; por primera vez, parecía un ser humano de verd

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