Capítulo 12
Respiró profundo y contestó la llamada. La voz débil de Olivia llegó del otro lado, cargada con una dosis exacta de dependencia: —Gustavo, todavía me siento un poco mareada... La herida me duele muchísimo. Estoy sola en el hospital y tengo miedo... ¿Podrías venir a acompañarme?
En otro momento, con solo escucharla así, él habría dejado todo de inmediato para ir volando junto a ella.
Pero en ese momento, mientras observaba el punto de luz del avión que acababa de desaparecer en el cielo nocturno, una leve y casi imperceptible molestia, tan tenue que ni él mismo habría podido nombrar, cruzó su pecho.
Guardó silencio unos segundos y finalmente respondió: —Está bien, ya voy.
Cuando llegó a la habitación VIP del hospital, Olivia estaba recostada contra el cabecero de la cama. Su rostro lucía algo pálido, pero al verlo entrar, se iluminó enseguida con una sonrisa dulce y de alivio.
Gustavo se sentó junto a la cama. Olivia se acurrucó a su lado, hablándole en voz baja, pero él tenía la mente

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