Capítulo 45 La bella del billar
Nora tenía todos los músculos tensos, el pecho cargado de una rabia contenida, aunque en su semblante se mantenía una expresión serena y tranquila.
Gloria la observó una vez más, luego giró la cabeza hacia Martín y curvó los labios en una sonrisa. —Aunque sea tu empleada, en la mesa de billar no pienso tener piedad. Luego no me culpes por ser despiadada.
Martín levantó lentamente los párpados y dirigió la mirada hacia Nora. Ella sintió con nitidez esa mirada ardiente, pero bajó los ojos a propósito, evitando encontrarse con la suya.
—Hagan lo que quieran.
Dejó caer esas palabras con aparente desinterés, se giró y volvió a sentarse en el sofá, encendiendo un cigarrillo con naturalidad.
Aunque Martín se apartó de la mesa, el resto de las personas en la sala rodearon el billar en varias filas. La atmósfera se volvió de repente densa y expectante: el partido comenzaba oficialmente.
Una partida de billar no era algo fuera de lo común, pero cuando dos mujeres de belleza y figura excepcionale

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