Capítulo 58 Ven a mi oficina
Nora notó cómo la mirada oscura e inescrutable de Martín se posaba sobre ella y, apresurada, explicó: —No he llegado tarde, solo bajé a comprar algo.
—Ven a mi oficina.
Martín dejó caer las palabras y se dirigió hacia la puerta.
Nora pensó que quería preguntarle por el avance de su trabajo en el área financiera; al fin y al cabo, solo faltaban tres días para la negociación formal.
Aún sostenía las bolsas en la mano, sin haberlas soltado, así que preguntó con prisa: —¿Ahora?
Él pasó junto a ella con sus largas piernas, y Nora se apresuró a hacerse a un lado para dejarle el paso libre.
Martín giró la cabeza; su mirada se deslizó sobre las cosas que ella llevaba en la mano. Nora, instintivamente, escondió la mano tras la espalda. Su voz grave y baja resonó junto a su oído: —En media hora.
Nora respondió con un sí y regresó a su escritorio. Desayuno, esperó diez minutos y tomó la medicina para el resfriado. Luego miró la hora, ordenó los documentos financieros sobre su mesa y se preparó pa

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