Capítulo 63 Hacer pública la relación ilícita

Juan sonrió con las comisuras de los ojos elevadas y las cejas ligeramente arqueadas; su mirada se posó en el cuerpo entero de Nora y permaneció allí un largo momento. Dio un paso hacia ella, se inclinó hasta su oído y susurró en voz baja: — Me arreglé especialmente para verte. Por suerte lo hice; de lo contrario, a tu lado me sentiría indigno. Hoy, me has vuelto a deslumbrar. Nora se ruborizó de golpe; sintió una incomodidad sutil, casi empalagosa. Giró un poco la cabeza para esquivarlo y, con una sonrisa ligera, respondió: —Señor Juan, me halaga demasiado. Juan pareció no notar su evasiva. Aprovechó el momento y posó una mano sobre su hombro, atrayéndola hacia su pecho. —Esta noche, he venido sin acompañante a propósito. ¿Me harías el honor de ser mi pareja esta vez? Mientras hablaba, levantó ligeramente la vista, enviando una mirada maliciosa hacia la cabecera de la mesa larga. Martín alzó apenas la barbilla; sus ojos oscuros y fríos atravesaron la ligera nube de humo y se encontrar