Capítulo 92 Declaración de soberanía
Ya había pasado casi media hora desde el fin de la jornada laboral, pero Nora seguía sentada en su puesto sin marcharse.
Una vez más descubrió que tenía ese carácter que no se resigna hasta el último momento. Los rumores no dejaban de ser más que rumores; ella sabía que los chismes no eran de fiar y que solo creía en lo que veía con sus propios ojos.
Observaba cómo los minutos se deslizaban en la pantalla de su teléfono, mientras, al fondo del pasillo, la puerta de la oficina del presidente seguía cerrada.
Dejando todo lo demás de lado, ¿qué clase de relación podía hacer que un hombre y una mujer permanecieran encerrados, solos, más de media hora?
Finalmente, la puerta de la oficina del presidente se abrió. Gloria salió primero, seguida de Martín.
Mientras caminaba hacia adelante, Gloria giró la cabeza y dijo: —Mis padres celebran su aniversario de bodas cada año, no es nada especial. No tienes que preocuparte por eso, no hace falta que prepares ningún regalo extra.
—Fue solo un detall

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