Capítulo 94 La intención del borracho no está en el vino
Melchor fingió enfadarse: —¿Cómo puedes hablar así? No respetas a los mayores.
Jaime sonrió y respondió: —Gloria tiene razón, no hace falta ser tan formales.
—Estoy de acuerdo con Jaime. —añadió Alonso. —Ya vamos a ser una sola familia, ¿para qué atenernos a tantas formalidades en casa?
Mientras hablaba, su mirada ya se había posado en Martín, que acababa de entrar.
Martín avanzó con paso firme hacia la habitación. Vestía un traje negro impecable que realzaba, como siempre, su elegancia sobria y distinguida.
—Don Alonso, señor Melchor, señora Liliana.
Saludó uno por uno a los miembros de la familia Chávez y luego le entregó a Liliana la caja de regalo que llevaba en la mano: —Señor Melchor, señora Liliana, feliz aniversario de bodas. Es solo un pequeño detalle.
Liliana, con una sonrisa radiante, tomó el regalo y lo abrió. Dentro había un brazalete dorado que brillaba suavemente bajo la cálida luz de la sala.
Incluso para alguien sin conocimientos en joyería, era una pieza que encantaba

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