Capítulo 22

Al ver que cada vez se reunía más gente a su alrededor, la mente de Bianca se convirtió en un torbellino de voces caóticas. A nadie le importaba la verdad; todos solo querían presenciar el espectáculo. —¿Quién robaría una mascada que ya fue pisoteada y está sucia? Una voz fría y serena resonó desde el interior de la tienda, y el gerente se estremeció instintivamente. —¿Jefe? Usted... ¿Qué hace aquí? Bianca alzó la mirada hacia las escaleras. Aquel hombre tenía una postura erguida, como un pino que se mantenía firme frente al viento, irradiando una autoridad tranquila. Con tan solo unos pantalones de vestir azul marino y una camisa blanca sencilla, su rostro parecía aún más distinguido y confiado. —Señorita Bianca, ¿verdad? Puede retirarse. El hombre se acercó a ella y le abrió paso entre la multitud. Vanessa gritó: —¡Ella claramente robó algo! Aunque usted sea el jefe y no quiera hacer nada al respecto, ¡ella sigue siendo una ladrona! —¡Exactamente! A ladronas como esta hay que llevarl