Capítulo 34

Esto era prácticamente una forma de presionarla. Cuando aparece abiertamente una tercera persona, el título de esposa deja de tener importancia. La señora Gloria no era tan ingenua como para no darse cuenta. Vanessa había venido por su cuenta, y no había forma de detenerla. —Además, señora Gloria, ¿qué auutoridad tiene usted ante mí? Antes de casarse con Fidel, la respetaba como a una mayor, pero ahora soy Bianca, y no soy la esposa de su hijo. Las palabras de Bianca no carecían de razón, y el rostro de la señora Gloria cambió de inmediato. Si no se podía hablar con lógica, tampoco tenía sentido seguir insistiendo. Vanessa, tras echar un vistazo a su celular, se levantó y salió del reservado. —Mamá, no necesitas involucrarte en mis asuntos. Fidel tenía una expresión decidida, como si ya hubiera elegido a alguien para toda la vida. Bianca nunca lo había visto así. —Te lo advierto, aunque ella no quiera perdonarte, ¡no puedes casarte con esa Vanessa! Apenas dijo eso, Vanessa regresó al r