Capítulo 60
—Está bien, pero a cambio, ¿no podrías darme al menos una pista?
Bianca estaba ansiosa. Saber quién era esa persona era algo verdaderamente importante.
—Te lo diré cuando todo haya salido bien. Después de todo, ya puse mi punto débil a tu disposición. Puedes decidir si confiar o no.
Tras decir esto, Antonia dejó su tarjeta de presentación y se marchó del bar.
No es que no tuviera razón, pero esa sensación de estar bajo el control de alguien más le resultaba particularmente molesta a Bianca.
Con el ánimo un poco decaído, pidió otra botella de licor y se quedó sentada frente a la barra, observando el espectáculo en el escenario, con la mirada algo perdida.
—¿Desde cuándo te afecta tanto tomar?
Bianca sacudió la cabeza. Por suerte, aún podía ver con relativa claridad.
Pagó la cuenta y salió a esperar un taxi en la entrada.
La brisa fría de la noche le despejó un poco la mente.
Desde la esquina del callejón se escuchaban risas. Bianca no solía ser chismosa, pero con el valor que le daba el

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