Capítulo 25
María reaccionó con rapidez; en el instante en que escuchó la voz de Ana, alcanzó a ver un destello plateado pasar por su lado izquierdo.
María retrocedió unos pasos y, al mismo tiempo, inclinó el cuerpo hacia atrás, esquivando el cuchillo de cocina.
El primer intento de Ana no acertó, pero enseguida volvió a alzar el cuchillo y arremetió con un segundo golpe.
Fue en ese momento cuando Carlos se abalanzó sobre ellas.
Justo cuando la hoja descendía, Carlos tiró de María y, dándose la vuelta, la protegió con fuerza entre sus brazos.
En el acto, el filo le desgarró la carne de la espalda y la sangre brotó a borbotones.
Alejandro intentó sujetar a Ana, pero ella, al verlo, no dudó ni un instante en lanzarle un tajo.
—¡Alejandro, tú también mereces morir!
A quien más odiaba Ana era a María, porque había sido ella quien la expuso y la llevó a prisión.
El segundo en su lista de odio era Alejandro: ese hombre despreciable que, tras el accidente de María, la había abandonado de inmediato y se h

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