Capítulo 12
Sofía nunca imaginó que, al salir solo a comer con un cliente, se encontraría con Iván.
La sujetaba por la muñeca, con el rostro desencajado de rabia, exigiendo: — ¿Te olvidaste de que tienes un esposo?
Al escuchar estas palabras, Sofía no pudo evitar reír con furia: —¿Esposo? ¿Qué esposo? Iván, ya estamos divorciados, ahora no tenemos ningún tipo de relación.
Sus palabras hicieron que el rostro de Iván se ensombreciera.
—Sofi, basta ya —dijo Iván con voz grave, conteniendo su ira—. Ese acuerdo de divorcio fue algo que me hiciste firmar, no tiene validez.
—Si tiene validez o no, no tienes derecho a decidir —respondió Sofía con indiferencia—. Lo decide el Registro Civil.
—¿No recibiste el certificado de divorcio que enviaron? Yo ya lo tengo aquí, en el extranjero.
Dicho esto, Sofía sacó el certificado de divorcio de su bolso.
Ella había salido tan apresurada que no había completado todos los trámites del divorcio ni recibido el certificado.
Una vez en Venturis, Sofía contrató a un aboga

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