Capítulo 24
—Víctor, me duele mucho mis piernas.
La voz sollozante de Laura resonaba en su cabeza. Víctor se incorporó abruptamente, con el rostro pálido.
Otra vez había tenido una pesadilla. Desde su regreso a Monteluz y tras haber perdido sus piernas, estaba atrapado constantemente en el pasado.
Sus hermanos lo visitaban frecuentemente, pero él rechazaba su ayuda, insistiendo en trasladarse por sí mismo de la cama a la silla de ruedas.
Hoy era el día de su boda con Sonia.
—Víctor, ¿de verdad no vas a tratar tus piernas? El médico dijo que todavía hay esperanzas de recuperación. —Comentó alguien mientras empujaba su silla.
Víctor negó con la cabeza, mostrando un rostro agotado:
—Esto es lo que le debo a Lala.
—Pero sus piernas ya están bien, no necesitas hacer esto.
—Es lo que le debo.
Respondió con frialdad, y el silencio se impuso.
Los sirvientes y el mayordomo se apresuraron a arreglar su apariencia, ocultando hábilmente el cansancio en su rostro. Finalmente, Eduardo lo llevó hasta el lugar do

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