Capítulo 14
Varias personas se miraron entre sí y luego dirigieron la vista hacia Margarita, quien estaba más interesada en cortar su filete que en seguir con la conversación.
Al final, la charla se detuvo.
Por la noche, Margarita se despidió de su amigo, quien se había ofrecido a llevarla a casa en carro.
Solo entonces subió con pereza las escaleras hasta su habitación.
Cuando terminó de bañarse y salió de la ducha con su ropa de dormir, la ama de llaves ya había dejado la merienda sobre la mesa.
Al verla salir, la mujer hizo una reverencia y se retiró en silencio.
Margarita se sentó, tomó un sorbo de café y empezó a revisar su celular.
El amargor del café le llenó la garganta y, justo cuando estaba a punto arrugar el entrecejo, su celular vibró de repente.
Después de contestar la llamada, su expresión cambió drásticamente.
Era el alcalde del pueblo de su tío.
Con evidente preocupación, le contó que, desde que su tía se enteró de todo lo que había hecho Raúl, su salud se había deteriorado mucho.

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