Capítulo 26 ¿Diego quiere tanto a Clara?
Antes, solo pensaba que Diego era como una piedra: duro como él solo, vivo ejemplo de una escultura de hielo. Ningún tipo de mujer le conmovía: ni las mujeres maduras ni las adorables, ni siquiera las modelos. Ninguna lograba realmente captar su atención.
Ahora comprendía que no era terco ni insensible, sino que distinguía bien con quién.
¡Mira! ¿Acaso no sabe también conquistar cuando quiere?
Incluso para acompañar a alguien a reunirse con un responsable, ese presidente del Grupo Ruiz insistió en llevarme con él como escolta. Y todavía dice que, si alguien nos descubre, digamos que los dos estábamos en ese local hablando de trabajo.
Je, je, ¡vaya regalo para él, una gran carcajada!
—¿No tienes nada serio que hacer?
Diego nunca respondía a esas bromas ni a comentarios ociosos; toda su atención estaba en el trabajo.
Raúl resopló varias veces, acercándose a propósito para molestarlo. —Claro que sí. Vengo a preguntarte por qué encubriste el caso de acoso laboral del responsable del Grupo

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