Capítulo 41 Tu advertencia me molesta
Cada frase suya tenía un tono tan casual, como una conversación entre amigas, pero cada palabra recordaba a Rosa la distancia que existía entre ella y Diego.
Cada vez que Clara terminaba de hablar, no preguntaba nada más; simplemente decía lo suyo de manera despreocupada y luego pasaba con naturalidad al siguiente tema.
A veces, incluso le daba a Rosa la sensación de que ella misma estaba siendo demasiado sensible.
Finalmente, el contrato quedó confirmado.
Rosa suspiró en secreto y se puso de pie. —Ha sido un trabajo duro, señorita Clara. Me voy primero.
—¡Eh! ¿Porqué tanta prisa? Justo ahora Diego debería despertarse. Voy a llamarlo, así almorzamos juntos.
¿Diego... va a despertarse?
Rosa hizo una pausa y escuchó la explicación de Clara: —No sé lo que hizo anoche. Le pregunté, y se negó a decirme. Esta mañana, después de dos reuniones consecutivas, lo vi demasiado cansado, así que le dije que descansara un poco.
...
Rosa pensó que era normal que Diego se negara a decirlo. ¿Acaso le co

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