Capítulo 15
Julián vio aquel documento, y una sensación de mal presagio se apoderó de su pecho.
Recogió la hoja del suelo y, al abrirla, se encontró con un acuerdo de divorcio.
En la parte inferior del documento, la firma de Sofía se veía claramente.
¡Imposible!
Julián lo negó instintivamente, pero sabía muy bien que aquella era, sin duda alguna, la caligrafía de Sofía.
María, que acababa de recuperarse de la conmoción cerebral, esbozó una sonrisa burlona en la comisura de los labios. —Julián, no lo dudes. Esa es la firma de Sofía, puesta por su propia mano. Ustedes ya no son una pareja reconocida legalmente; este documento ha sido ratificado por el tribunal, el divorcio ya es oficial...
Julián se incorporó sin expresión alguna y la miró desde arriba. —María, ¿con cuál mano obligaste a Sofi a firmar?
Su voz fue muy suave, pero su zapato de cuero ya se había posado sobre la mano izquierda de María.
—¡Ah!
María lanzó un grito desgarrador de dolor.
—¡No la obligué! ¡Fue ella quien firmó por voluntad

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