Eileen se apresuró al ver a Faye. La ayudó a sentarse y le preguntó: "¿Qué pasó? ¿Estás llorando?".
"Me siento fatal", contestó Faye mientras se recostaba en el sofá aletargada.
Eileen se sentó a su lado y le sirvió una taza de té. Le dijo: "Cuéntamelo todo".
Faye guardó silencio durante un largo rato antes de decir lentamente: "Parece que ya no le gusto".
"¿Wilbur? ¿Por qué? ¿Cómo puedes saberlo?", preguntó Eileen.
Faye bajó la mirada. Su voz era tan tranquila como la de un ratón cuando dijo: "Nunca toma la iniciativa. Me evitaba cuando yo tomaba la iniciativa. No sé qué le pasa. ¿Es porque ya no le gusto o es que nunca le he gustado en todo este tiempo?".
Eileen suspiró al oír eso. Dijo despacio: "Me temo que no lo conoces muy bien".
Faye levantó la vista para mirar a Eileen. Parecía desconcertada.
Eileen le pasó el té a Faye y dijo: "Parece intrépido y decidido, como si gobernara el mundo como un héroe. Pero en realidad es cobarde".
"¿Cobarde?". Faye no lo entendía