Capítulo 74
Cuando llegan a la empacadora, les espera una generosa comida. Un omega los lleva al enorme comedor, donde a Elvina le señalan la silla a la derecha del alfa, el asiento Luna. Lydia no quiere oír hablar de eso y coloca a su amiga a su lado en la quinta silla, destinada a los invitados. En ese momento Manuel entra a la habitación y al notar la disposición de los asientos deja escapar un suave gruñido. Los Ancianos también fruncen el ceño ante la posición. “Luna, tu asiento está al lado del alfa, a la derecha de la cabecera de la mesa”, interviene el élder Antonius. Él la mira y señala la silla deseada. “Ella se quedará donde está ahora”, dice brevemente Lydia.
Todos se sientan y Manuel mira furiosamente a Elvina. “Elvina, ¿has perdido la lengua? ¿Por qué Lydia habla por ti?”.
Elvina lo ignora y se concentra en la comida. Lentamente recoge su plato, bebe un poco de vino tinto y se levanta.
“Manuel, ¿alguien puede mostrarme mi habitación? Estamos muertas de cansancio”, pregunta Lydia. Un

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