Capítulo 82
Orlando se puso las sandalias que había dejado en el suelo.
—Primo...
El aire se mantuvo en silencio solo por un instante. Al segundo siguiente, un grito desgarrador retumbó en toda la habitación.
—¡Aaaah...!
Salvador, con el rostro impasible, levantó el pie y lo aplastó lentamente sobre la mano del hombre que intentaba sostenerse en el suelo.
—Dime, ¿quién fue el que te contactó?
El hombre, aguantando el dolor insoportable, abrió la boca para responder.
—Por supuesto que fue el Señor Salvador...
Antes de terminar la frase, el dolor lo interrumpió de nuevo y soltó un quejido sofocado.
Salvador levantó el pie. Observó la mano en el suelo, con las falanges ya fuera de su lugar, arqueó una ceja y abrió los labios con indiferencia.
—¿Cómo dices? No te escuché bien.
El hombre tendido en el suelo tenía el rostro completamente pálido. El dolor que provenía de las articulaciones de sus dedos era como si le perforara el alma. Ya no podía resistirse más.
—Señor Salvador... No... No se la van a p

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