Capítulo 80
—Si de verdad confiaras en mí, no estarías preguntándome si cambié intencionalmente los documentos de Catalina. Y ahora... ¿también crees que me caí a propósito para echarle la culpa a ella?
La voz de Alejandro era calmada. —Valentina, hacer una pregunta no significa desconfiar.
Ella lo miró fijamente. —Alejandro, ¿no me digas que... ya no quieres divorciarte?
Él no lo negó. —En este momento, no puedo divorciarme.
—¿Te refieres al asunto de las acciones? —Valentina lo observó con atención, clavando los ojos en su mirada oscura y profunda—. Solo quedan tres meses. Cuando pasen esos tres meses, ¿estarás dispuesto a divorciarte de Catalina?
Los ojos de Alejandro brillaron un instante, pero no respondió de inmediato.
Ella lo entendía: eso significaba que estaba dudando.
Y la duda también significaba que aún era posible el divorcio.
Pero la actitud de Alejandro no era la que Valentina deseaba.
Si ya estaba dudando ahora... ¿qué pasaría dentro de tres meses?
¿Y si... ya no quisiera separarse

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