Capítulo 114 Ella se emborrachó
Susana sonreía con dulzura, sus ojos curvados como una media luna.
Julián la miró fijamente y, con un gesto suave, le limpió la comisura de los labios. El roce áspero de sus dedos se sintió como una corriente eléctrica recorriéndole la piel. El rostro de Susana se sonrojó, y Julián dijo con tranquilidad: —Tenías algo en la esquina de la boca.
—Ah. —Susana apartó la mirada.
Julián notó cómo se le enrojecían las orejas. Sus labios se curvaron levemente y su mirada, bajo la tenue luz de la noche, se tornó extraordinariamente cálida.
—Wow... Julián es realmente increíble. —Susurró Beatriz al oído de Gonzalo: —En serio, si una va a buscar un hombre, debería ser como él: fuerte y fiel.
La sonrisa de Gonzalo se tensó ligeramente. Luego giró hacia ella, sujetándole la mejilla con una mano: —Eso, siempre y cuando la mujer sea Susana. No olvides que tú eres Beatriz.
El corazón de Beatriz se hundió un poco. Lo miró con furia.
Sabía que no podía compararse con Susana, pero ¿tenía que decírselo tan

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