Capítulo 99 Sentir que soy mala

Solo era un hombre joven, Fabián pensaba que aún podía ganarle en una pelea. Sin embargo, un minuto después, yacía en el suelo, encogido, sintiendo que los huesos de su cuerpo estaban a punto de romperse. ¿Quién podía explicarle por qué ese hombre también peleaba tan bien? —¿Llamaste a la policía? —preguntó Julián, mirando a Susana. —No. —Entonces llamaré yo. Julián sacó de inmediato su celular y marcó a la policía. Fabián se puso pálido. —¡Susana, soy tu hermano! ¿Cómo puedes llamar a la policía para que me arresten? Susana ni siquiera se dignó a contestarle. Al poco tiempo, los agentes llegaron y se los llevaron. Después de rendir declaración, Susana y Julián salieron de la comisaría. Ella notó un rastro de dolor contenido en el entrecejo de Julián y no pudo evitar preocuparse. —Quítate la camisa. Julián la miró, vacilante. —¿Aquí afuera? No es apropiado. Susana comprendió lo que él había pensado e hizo mala cara. —Quiero ver tu herida. —Sube al auto. Ambos entraron en el Rolls-Royce