Capítulo 14

Mi cerebro estaba un poco lento, así que tardé otro minuto en procesar el significado de sus palabras. Sacudí mi cabeza, rechazándolo. La palabra «desvergonzado» le quedaba pequeña a ese hombre. Intenté fulminarlo con la mirada, pero no fui tan eficaz, ya que la tenue luz de la calle suavizó la situación. No parecía importarle lo que le dije. “Vamos”, me dijo mientras me levantaba. Pero yo lo empujé. Me rehusaba a tener contacto físico con él. “¡Déjame sola!”, grité, tambaleándome un poco al pararme. “Olvídate de lo que sucedió anoche, y haz como si nada hubiera pasado. Ahora, ¡lárgate!”. Mirando a mi alrededor, elegí una calle que consideré que me llevaría a casa y me dispuse a ir por allí. Di una solo paso, y luego me detuve. Landon no tenía razón. Yo no era «La Sirenita». Era la mujer de una tribu, obligada a participar en un ritual y caminar sobre el fuego. Y el paso que di se sintió como si tuviera un camino de brasas debajo de los pies. Solté un siseo adolorido y me vi forzada a