Capítulo 175

Desde su infancia, Honorato había percibido el trato preferencial que sus padres daban a sus otros hijos, pero él siempre protegía y mimaba con esmero a Lucía con el doble de afecto. Lucía no podía concebir su vida sin Honorato; sin él, el último destello de color en su agitada vida se extinguiría por completo, y desconocía cómo podría seguir adelante. Sus manos temblorosas se aferraban a Honorato con firmeza mientras las lágrimas humedecían las sábanas blancas. —Dime, ¿cómo puedo salvarte? ¿Ya no me quieres, hermano? Bip. El abrupto sonido de la máquina resonó en la habitación. Pablo, que anotaba los datos, se detuvo de repente y miró hacia Honorato: —Continúa, sigue hablando. —Está bien. —Lucía no sabía lo que significaban los símbolos en los monitores. Sin embargo, instintivamente seguía las indicaciones de Pablo, susurrándole a Honorato al oído. Después de aproximadamente diez minutos, Pablo guardó su bolígrafo: —Listo, él se quedará aquí bajo observación por dos horas más, ve