Capítulo 41
Lucía se percató de que Yolanda pensaba que se encontraban con Wálter y Brisa con demasiada frecuencia.
Siempre que los veía, Lucía se sentía melancólica.
Sin embargo, sonriendo con esfuerzo, negó con la cabeza: —No soy yo quien engaña en el matrimonio, ¿por qué habría de irme?
Tal vez, verlos con frecuencia la ayudaría a rendirse más rápido, o incluso a olvidar antes.
—No lo mencionas, pero me preocupa que te sientas triste.
Yolanda se sentó junto a ella, rodeó sus hombros con un brazo y apoyó su cabeza en la de Lucía.
Lucía se sintió reconfortada por dentro, apretando la mano de Yolanda: —No importa cuán grandes sean los problemas, eventualmente se resolverán.
—Entonces estaré a tu lado, pero no me lo agradezcas demasiado, no te enamores de mí, me gustan los hombres.
El ambiente se había vuelto demasiado opresivo, y Yolanda no pudo soportarlo, comenzando a bromear.
Lucía soltó una carcajada, aligerando un poco su sombrío estado de ánimo.
Pero en el fondo, sentía una creciente inquiet

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