Capítulo 31
Lo que él no podía soportar era que ella sufriera injusticias.
Sus dedos golpearon suavemente la mesa dos veces.
—Si no lo dices, entonces investigaré yo mismo.
Esa frase, aparentemente tranquila, llevaba una fuerza y arrogancia irresistibles.
Julia levantó la cabeza y en sus ojos, siempre puros, se acumulaban muchas lágrimas, como a punto de romperse en llanto.
Temblando, sacó de su bolso Hermès la hoja de detención arrugada.
—Bruno, no es que quiera quejarme.
Julia sollozaba; sus lágrimas caían grandes y numerosas.
—Solo que...no entiendo cómo José pudo...
...
Mientras tanto, después de una breve digestión emocional, Nancy se sumergió en su trabajo.
Las pruebas fueron exitosas y ya estaba en la etapa final.
Tecleó la última línea de código y en la pantalla apareció en letras verdes "Prueba aprobada".
Esta colaboración estaba terminada.
Después de enviar todos los datos originales, recibió una llamada de Mariana, quién contenía una emoción difícil de controlar.
—¡Nancy! ¡Inversiones L

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