Capítulo 48
Esa sonrisa era leve, pero fría.
—¿Un millón? Gabriela, te atreves a pedir eso.
Ella enderezó la espalda, con un aire de total seguridad.
—¿Por qué no iba a atreverme? Te he criado, ¿no valgo un millón? Ahora eres la señorita Reyes, ¿qué es un millón para ti?
—¿Criarme? —Nancy pareció escuchar la mayor broma del mundo y su risa se profundizó—. ¿Eso que tú llamas criar es hacer que lave la ropa y cocine para tu hijo desde pequeña? Solo trabajaba sin parar.
—¿Eso que tú llamas criarme es usar todo el dinero de las primas que gané con mi patente para comprarle una consola a tu hijo?
—¿Eso que tú llamas criarme es venderme a José por dinero?
Cada vez que ella decía una frase, daba un paso adelante.
Su presencia hacía que Gabriela retrocediera paso a paso.
El rostro de la señora comenzó a palidecer y sus labios temblaban.
—Yo... ¡yo lo hice por tu bien! ¡Soy tu madre!
—¿Madre? —Ella se detuvo y la curva en la comisura de sus labios era fría—. No tengo una mamá. Si vuelves a atormentarme, ha

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