Capítulo 20
Pero no tuvo el valor de preguntar nada, hasta que llegó otro mensaje nuevo, esta vez de Amelia.
[Vicente lo mencionó sin querer. Salvador ha estado viniendo muy seguido a este lugar en los últimos años. ¿Sabes con quién se encuentra aquí?]
Lorena no se atrevió a responder. Salió rumbo al punto de encuentro con Pedro; hoy había llegado temprano, antes de las seis ya estaba frente a la puerta.
El mensaje de Amelia volvió a llegar.
[Han pasado tres años. Cuando tengas tiempo, deberíamos vernos].
La palma de Lorena se apretó con fuerza sobre el volante; se recostó en el asiento, completamente sin fuerzas.
Cuando Pedro abrió la puerta y subió al auto, tenía un aspecto terrible. Varias marcas de arañazos cruzaban su cara, profundas, hechas por uñas de mujer; eran tan hondas que se veía la carne. Era evidente que la mujer había usado toda su fuerza.
Lorena no preguntó nada; simplemente encendió el motor y condujo hacia la empresa.
Cuando estaban por llegar, Pedro preguntó: —¿Te ha contactado

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