Capítulo 47
Josefina tenía las mejillas encendidas por la emoción. —¡Señorita Daniela, entiendo! No se preocupe, esperaré hasta que ese hombre se lleve a Lorena antes de regresar. ¡Jajaja, esa perra va a morir esta noche de tanto que la usen!
La garganta de Daniela se tensó; ella también se sintió excitada.
Si todo salía bien, entonces Lorena y Salvador estarían completamente acabados.
Después de colgar la llamada, Josefina ordenó a su guardaespaldas que dejara a la mujer en la escalera del rincón cercano.
El cuerpo de Lorena era extraordinario; incluso recostada en la esquina, inevitablemente atraía todas las miradas.
Josefina sintió una punzada de celos, pero al pensar en lo que esa mujer iba a sufrir dentro de poco, se sintió ligera, casi eufórica.
Soltó una risa fría y se marchó.
El Club Rosa era un lugar exclusivo para miembros, un espacio de lujo al que solo acudían los ricos y poderosos. Muchos magnates se entregaban allí a los placeres más extravagantes y, como siempre había alguien en cas

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