Capítulo 62

Me concentro en estudiar y buscar prácticas. Ya no limito mi búsqueda laboral a posiciones como asistente de diseño, en joyería, textiles o procesamiento de prendas; deseo explorar algo relacionado con el diseño de moda. No sé si se debe a la suerte, pero conseguí un puesto como asistente de diseñador. Este diseñador de moda goza de cierta renombre en el círculo, aunque es conocido por su temperamento difícil. Una semana después de empezar a trabajar, Vicente me llamó de nuevo. Había salido del trabajo y bajé del autobús, caminando hacia la escuela. Me preguntó dónde estaba, y mirando la luna sobre mi cabeza, respondí: —Señor Vicente, ¿acaso olvidó que usted cortó mi apoyo económico? Ya no tenemos ninguna relación, ¿por qué debería decirle dónde estoy? La voz de Vicente sonaba frustrada: —Lucía, ¿quieres que saque a tu abuela del asilo? Al oír eso, mi voz se volvió fría: —¿Vicente, te atreverías? ¡Ella es tu madre! Vicente soltó una risa burlona: —¿Mi madre? Esa mujer nunca me cuidó ni