Capítulo 65
Luz amarillenta.
—Rafael, si te involucras conmigo, tendrás que casarte conmigo.
Rafael, mientras jugaba con el borde de su vestido, contestó con una sonrisa astuta: —Me casaré contigo, pero primero tienes que demostrármelo quedando embarazada—, y con un gesto sugestivo, acarició su vientre.
—Arriba, creo que vi a Gonzalo.
María cambió su tono intencionalmente, adoptando una voz cargada de emoción.
—¿Él?
Rafael soltó una risa baja, —¿Acaso él puede desempeñarse normalmente en la cama?
El coqueteo continuó entre risas compartidas y alegría.
Pasaron la noche juntos.
Al amanecer,
María, aún somnolienta, se abrazó a la cintura de Rafael: —Prometiste casarte conmigo.
—Por supuesto.
Él pellizcó su mejilla suavemente y dijo: —No olvides decirle a tu padre que me apoye financieramente. Anoche te di millones de espermatozoides, merezco una recompensa.
—¡Hmph!— María replicó de manera coqueta, —Soy la única hija de la familia Pérez, y él siempre me escucha.
—Mmm.
Rafael, satisfecho con sus logro

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