Capítulo 139
Una emoción inexplicable se acumulaba en su pecho.
Luis, con los ojos enrojecidos, miraba fijamente a Ana, apretándose los costados: —Divorciarnos... Ni lo sueñes. No estoy de acuerdo.
Ana se tocó la frente, mostrando una ligera sorpresa, y no pudo evitar reírse: —Luis, siempre has querido casarte con ella para llenar el vacío de tu juventud, y ahora que estoy dispuesta a cederte mi lugar, ¿qué es lo que no aceptas?
—Ya te dije que no hay nada entre Laura y yo. ¿Podrías dejar de hacer escenas para que los demás no se rían de nosotros? Si esto se difunde, ¿cómo vamos a enfrentarnos a todo lo que van a decir en nuestros círculos sociales?
Ana soltó una risa fría y sarcástica: —Cuando llevabas a Laura a eventos públicos y deliberadamente atraías la atención de todos, no parecías tener tantas preocupaciones. Todo Solarena, en la alta sociedad, sabe que Laura es tu amante. Y ahora vienes a actuar como si fueras santa paloma, ¿no te parece demasiado hipócrita?
Estas palabras encendieron inst

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