Capítulo 226
Temerosa de que Luis volviera a perder el control, Ana se levantó rápidamente de la cama, tomó un chaleco que estaba cerca y se lo envolvió alrededor del cuerpo mientras miraba a Luis, que se encontraba a pocos pasos, con precaución y repugnancia.
Doña Isabel, al presenciar la escena y recordar los gritos de la disputa anterior, dedujo lo sucedido. En su corazón, resentía a Laura, quien años atrás había seducido a Luis sin su supervisión.
Con esfuerzo, logró que Laura fuera expulsada, facilitando el matrimonio entre Luis y Ana. No esperaba que esa mujer despreciable continuara interfiriendo.
Doña Isabel observó el aspecto desaliñado de Ana y las heridas en el rostro de Luis, sintiendo de pronto un descontento hacia Ana.
Después de todo, Luis era su esposo. ¿Cómo se atrevía a golpear a su propio marido? ¡Qué inapropiado!
—Escuché los gritos desde abajo. ¿Qué impresión crees que eso causa en los sirvientes? ¿No te parece suficientemente vergonzoso? —La mirada severa de doña Isabel recorr

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