Capítulo 261

Las luces rojas y azules de la sirena parpadeaban, brillando con especial intensidad en la oscuridad de la noche. Al darse cuenta de que los seguía un coche patrulla, el guardaespaldas cambió de forma drástica su expresión al instante. Solo dudó medio segundo antes de agachar la cabeza y enviarle un mensaje a Luis desde su celular. En esos pocos segundos, las dos patrullas que venían detrás también los alcanzaron. Ana ya había perdido la esperanza de su escape, pero de pronto escuchó el sonido de las sirenas a su alrededor. Alzó por instinto la cabeza de golpe y miró hacia atrás. Al ver que eran autos de policía los que se les acercaban, una chispa de esperanza se encendió en sus ojos, y el corazón que había tenido en un puño finalmente empezó a relajarse poco a poco. Después de todo, seguían en la zona urbana. Aunque esa carretera no tuviera mucho tráfico por la noche, el alboroto que habían causado la verdad era difícil de ignorar. Ella había apostado bien. Ana soltó un largo suspiro