Capítulo 36
Tomás podía soportar el dolor y enfrentarse a él, pero no podía levantar la mirada hacia los ojos de Ana.
—Sé lo que me estás diciendo, es mi culpa, no manejé bien esas cosas y eso llevó a lo que pasó, pero, nunca quise herir a Rocío.
—Verla sufrir me duele mil veces más que a ella. ¡Quisiera arrancarme el corazón y sufrir ese dolor por ella!
—Pero, no puedo... Sé que nada de lo que diga ahora compensará lo que le debo a Rocío, pero, señora Ana, realmente no puedo estar sin Rocío.
—He vivido con Rocío durante quince años, la vi crecer de una niña a una hermosa joven. La he esperado tantos años, se ha convertido en una parte irremplazable de mi vida. ¡Nunca pensé que me dejaría, nunca!
Tomás dejó que las lágrimas cubrieran su cara, revelando todos los pensamientos y sentimientos que había guardado en su corazón durante años.
Estos últimos años, había visto Rocío cada vez sonreía menos, cómo esa brillante joven se volvía más y más callada. Su corazón dolía más que el de nadie, estaba más

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