Capítulo 56
Rocío extendió la mano al instante para atraparlo, apenas tocó la piel de José, se dio cuenta de algo extraño.
Estaba demasiado caliente, no como la temperatura corporal de una persona normal.
—¿José, tienes fiebre?
José escuchó la voz preocupada de la chica cerca de su oído, intentó levantarse de encima de Rocío, pero no tenía fuerza alguna para hacerlo ni para mover los dedos.
Intentó hablar, pero apenas abrió la boca, sintió su garganta llena de sangre. Un sabor metálico , intenso y doloroso se esparció en sus labios.
Incluso el aire que emitía lo quemaba por dentro.
Rocío también lo sintió, ese aliento caliente rozó el lado de su cuello. Inconscientemente, se inquietó, un ligero aire de vergüenza cubrió su rostro, sintiéndose ligeramente avergonzada.
Pero no podía dejar a José así, su fiebre también era en parte culpa suya.
—Primero te ayudaré a entrar.
Rocío apretó los dientes, pateó la puerta con el pie y, con dificultad, ayudó a José a entrar a la casa.
José, c

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