Capítulo 12
Dentro de la habitación privada, la pelea entre los dos hombres se intensificaba. Alejandro y Carlos, temiendo que uno de ellos terminara muerto, intentaron separarlos, sujetando a cada uno.
—¡Ya basta, basta, dejen de pelear!
Diego movió los labios, limpiándose la sangre de la comisura de los labios.
—Héctor, tú y Leticia ya están divorciados, ella ahora es soltera, y tengo derecho a cortejarla.
Héctor estaba fuera de sí de ira, y al intentar sujetarlo, Alejandro recibió un golpe de Héctor. Sin pensarlo, se acercó y lo agarró del cuello.
Diego no se quedó atrás.
Ambos hombres se aferraron a las gargantas del otro, luchando con fuerza.
Diego, con dificultad, logró decir con voz rasposa: —Héctor, ¿sabes? Desde el momento en que supe que tú y María tenían algo, supe que estabas jugando con fuego. Te observé en silencio, viendo cómo poco a poco destruías el amor que Leticia sentía por ti. Desde el principio, nunca creí que Leticia fuera a involucrarse con algo ilegal, pero no lo dije, sol

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