Capítulo 20
—¡Contéstame! —Marta empujó con fuerza a Leticia, quien no pudo mantener el equilibrio, tambaleó y estuvo a punto de caer.
A pesar de ello, su brazo golpeó el borde de la mesa.
Eduardo hizo un gesto con los ojos a Leticia: —Vete, no sigas discutiendo con tu madre.
Leticia miró a su padre, metió el acta de divorcio en su bolso y salió de la casa.
Detrás de ella, se escuchó el rugido de Marta: —¡No me importa si lloras o pides perdón, tienes que volver con Héctor!
Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas sin previo aviso.
Leticia mantenía su espalda erguida con firmeza, sin mostrar debilidad.
Se metió en el coche y miró distraída a lo lejos. Pasaron largos minutos antes de que finalmente arrancara el coche y se alejara.
Al llegar al hotel, el ascensor se detuvo en su piso. Al bajar, vio a Héctor de pie frente a la puerta de su habitación.
Se detuvo en seco y, al instante, giró para irse.
Pero Héctor la vio.
—Leticia —la llamó Héctor—, ¿crees que puedes esconderte de mí?
Leti

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