Capítulo 56
Leticia no quería dar ninguna explicación.
Porque antes de obtener resultados, cualquier palabra sería inútil.
El poder es la mejor prueba.
En silencio, se dio la vuelta, subió al coche y se fue.
Al regresar al bufete, esa mujer ya la estaba esperando.
—¿Te sientes mal? ¿Por qué tienes esa cara tan pálida? —preguntó la mujer.
—No estoy mal. —respondió Leticia, animándose un poco y forzando una leve sonrisa. —Vamos, vayamos a la sala de recepción.
—¿Cuántos años tienes? —preguntó de repente la mujer.
La mujer añadió: —Yo tengo treinta y cinco, seguramente eres más joven que yo, ¿verdad?
Leticia contestó: —Sí.
—Me llamo Elena, a partir de ahora, llámame por mi nombre.
Leticia respondió: —Eres un poco mayor que yo, Elena.
Elena asintió: —Está bien.
Luego le dio una palmada en el hombro a Leticia: —Este caso de divorcio, voy a necesitar tu ayuda.
Leticia dijo: —Es mi responsabilidad.
—Hice lo que me dijiste, pero él no quiere firmar. Parece que su arrepentimiento solo es para ganar tiempo

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