Capítulo 13
Héctor, todavía con el peso de la duda, pensaba en disculparse con Carmen por haberla malinterpretado. Pero antes de llegar a la puerta, escuchó un ruido de cristales rompiéndose en la habitación. Después vino su voz, cargada de odio:
—¡Maldita Marisol! Pensé que con su muerte por fin tendría paz, pero la subestimé. No sé cómo lo hizo, pero hasta muerta consigue que todos se lamenten por ella.
—¡Ni muerta sabe quedarse tranquila!
Héctor frunció el ceño. Al principio creyó que solo había roto algo por accidente y pensó en entrar, preocupado.
Pero en ese instante retiró el pie que estaba a punto de cruzar la puerta, y se quedó quieto, conteniendo hasta la respiración.
Quería saber qué más sería capaz de decir Carmen cuando nadie la veía.
Y no lo decepcionó.
—La vida de Marisol es dura de acabar. Ni el accidente, ni la caída desde la azotea lograron matarla.
—Pero al final, ¿de qué le sirvió resistir? Igual terminó muerta.
El aire se le atascó en la garganta a Héctor.
¿Todo había sido pla

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