Capítulo 153
Margarita no podía creerlo.
Con los ojos tan grandes y brillantes como uvas, no lograba reaccionar.
Baldomero tembló.
¿No se suponía que aquel muchacho tenía modales de caballero?
En una situación tan confusa como esta, al menos debería proteger a la chica. Aunque no se sentara en sus piernas, por lo menos ofrecerle una silla a su lado, ¿no creen?
¿Agacharse? ¡Como si fuera un miserable perro!
La escena se tornó incómoda.
Era como una obra de teatro donde, de pronto, uno de los actores se salía del guion y empezaba a improvisar, dejando a los demás en estado de schok, sin saber cómo seguir.
Viviana pensó: No cabe duda de que es mi jefe, ¡sigue siendo veneno puro!
Sintió alivio en el corazón.
Por un momento, había llegado a pensar que realmente estaba interesado en la chica.
Sinceramente, si de verdad la quisiera, como su secretaria no le quedaría más que lamentar en lo más profundo que hubiera caído ante las maquinaciones de Baldomero... y dejarse de esta manera llevar por la corriente

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