Capítulo 33 Tragedia anunciada
Fabián me acompañó a un centro comercial cercano para comprar ropa limpia, y después de cambiarme, recibí una inesperada llamada de mis padres.
Sabía que la llamada era inevitable, incluso sin contestar, ya sabía por qué me llamaban.
O era por Tadeo, o Almira les había contado a mis padres sobre mi supuesto embarazo, tal vez exagerando y añadiendo muchas falsedades al asunto.
Después de pedirle a un empleado que desechara mi ropa mojada, contesté el teléfono.
La voz autoritaria de mi padre Lucas resonó: —Vuelve a casa de inmediato, y trae a ese Fabián contigo.
Colgó sin más.
Fabián estaba parado no muy lejos de mí, había escuchado la conversación a pesar de que no estaba en altavoz, debido al volumen de la voz de Lucas.
Lo miré con resignación: —Presidente Fabián, parece que te necesito para otra visitica.
Fabián aceptó: —Vamos.
En el camino de regreso, noté que Fabián me miraba de forma ocasional a través del espejo retrovisor, golpeando rítmicamente sus dedos en el

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