Capítulo 64 Hazme el café
Solté un gruñido.
—No, me creyeron en su momento, y ahora ni siquiera cumplían con lo prometido. ¿Qué pasa, acaso lo que hablan en realidad no vale nada? ¿Es simplemente como un pájaro, que no tiene peso?
Almira no dijo nada, solo se pasó disimuladamente la mano por el borde del ojo. Tadeo, de inmediato, defendió a su hermana como si estuviera protegiendo a alguien muy cercano.
—Si tienes un problema, ven a mí directamente, ¿por qué tuviste que atacar a Almi? ¡Almi siempre ha querido lo mejor para ti! ¡No solo no eres agradecida, sino que también regañas a tu propia hermana! ¡Serafina, ¿dónde tienes la conciencia?!
No pude evitar levantar una ceja y miré a Tadeo con una sonrisa irónica.
—Ah, sí, claro, la conciencia de alguien simplemente se la comió el perro. Si no, ¿cómo explicas que defienda a una hermana sin ningún vínculo sanguíneo y me ataque a mí, que soy su hermana de verdad?
Al ver que la tensión aumentaba paulatinamente, mi padre se apresuró a intervenir.
—¡Ya, ya

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