Capítulo 167
Mariana escuchaba con atención, mientras Ana hablaba con la misma seriedad.
—Ana, ¿no te resulta agotador que te guste Javier? —preguntó Mariana sin poder contenerse.
Con lo orgullosa que era, aunque pensara que Javier y ella formaban una buena pareja, convivir con él le resultaba asfixiante. Con el tiempo, aquella presión acabaría convirtiéndose en un agotamiento mental.
Ana negó con la cabeza. —No, no me cansa. Sé que mi posición no está a su nivel, pero él me permite quererlo; incluso acepta que durmamos en la misma cama y hasta me deja tomarle la mano.
Los ojos alargados de Mariana se abrieron de par en par.
"¿De verdad estaban hablando de Javier?"
"Cualquiera pensaría que hablaban de un hombre cálido y atento".
"¿El mismo hombre altivo, siempre frío y distante, era capaz de mostrar tal grado de tolerancia hacia una mujer?"
Ana pareció recordar algo que la avergonzaba, y su cara se tiñó de rojo. Con cierta timidez, añadió: —La última vez probé un poco del vino del abuelo Pablo, me

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