Capítulo 1808
Los llantos de Sabrina solo pudieron ser escuchados por Sebastian. En ese momento, Sabrina, a quien le habían colgado la llamada, miraba a su esposo de una manera incomparablemente miserable, débil y lamentable. Lloraba de forma tan inconsolable que gemía. "Sebastian, quiero a Aino. Quiero a mi Aino. Quiero a Aino...".
Sebastian se quedó atónito. También sangraba por dentro al tener el corazón roto. En ese momento, quería decirle a su esposa: "Te dije que no te acercaras a Sean Ford. Que no te acerques a Sean Ford...".
A pesar de eso, Sebastian no dijo nada en absoluto. Su esposa y su hija eran amables a más no poder. Sean Ford, en cambio, era su padre biológico. ¿Quién iba a esperar que él utilizara tal método para engañar a Aino y llevársela? ¡Ese era su padre biológico! ¿Quién lo habría esperado? Se había encargado de tantas cosas en el mundo y se había asegurado de que nadie en toda Ciudad del Sur se atreviera a ponerle un dedo encima a Aino. Sebastian incluso hizo que Kingston s

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