Capítulo 158 Equivocarse de persona no es nuestro error
El especialista en ortopedia que Daniel contrató era muy competente.
Y fue tan competente que una semana más tarde, ella ya podía caminar apoyándose en un bastón.
Ayer el clima había estado bastante agradable, Angélica se puso una capa y fue al patio a tomar el sol.
La criada, temiendo que se cayera, la seguía con cuidado.
Apenas había dado unos pasos cuando Angélica vio a Brisa en la distancia.
Mirando un estanque de agua, se sentía algo desolada y solitaria.
Angélica decidió no hacer que la criada la siguiera más y se acercó paso a paso.
—Estás embarazada, no deberías estar aquí al aire libre, ten cuidado de no resfriarte,— le dijo al acercarse.
Aunque el clima era bueno, aún así soplaba un aire frío.
Brisa, que vestía ligera, se abrazó la chaqueta y giró la cabeza: —¿Te importo ahora? ¿Vienes a burlarte de mí?
—¿Por qué iba a burlarme de ti?
—Sabes que Daniel no me ama, aún así me hiciste probarlo por mí misma, ¿no es acaso para reírte de mí?
Esa noche, la actitud de Daniel hacia el

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