Capítulo 33 No es que nosotros seamos malos, es que ellos no son dignos
La expresión de Brisa cambió inmediatamente a una de incomodidad.
Aun así, afirmó con determinación: —Señora Inés, no se puede hablar sin pensar, porque si eso llega a oídos de la familia Herrera, después buscarán problemas con la familia Solano, ¿podrá usted enfrentar eso?
Al pensar en la influencia de la familia Herrera en Puerto Azul, la expresión de Inés se alteró.
—Fue una suposición precipitada de mi parte, señorita Brisa, no se moleste.
—Solo te lo recordaba por buena voluntad.— Brisa cruzó los brazos sobre su pecho: —Aceptar o no es asunto tuyo, ya he dicho lo que tenía que decir.
Con esas palabras, dio media vuelta y se alejó.
Tras girarse, Brisa oscureció su rostro, pensando que Inés podría haber detenido a Eleazar de contribuir económicamente.
¡Resultaba que ella también era una persona inútil!
—¿Brisa?
Al oír su nombre, Brisa levantó la vista y vio a Leire haciéndole señas y acercándose rápidamente.
Al notar su expresión alterada, Leire preguntó: —¿Qué te pasa?
—Leire, me s

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